Yachaq grafiti

Yachaq grafiti

jueves, 19 de agosto de 2021

TRES POETAS NORTEÑOS CONTEMPORÁNEOS

 

TARDE ESCORIADA

 

Hay un cadáver desasiéndose entre las penumbras oxidadas de las horas y la hecatombe clueca del corral escandalizado de crímenes horrendos. Todo ese alboroto dantesco expande mis miedos y siento la extraña soledad caminando y bifurcándose alfil entre el caos de los auxilios inocentes e intuyo que esas alas rotas son mías, esos cuellos degollados soy yo, esa sangre coagulada me salpica más adentro de mis huesos, los agónicos aleteos me producen bradicardia depresiva.  Mi respiración flaquea y estoy en stop clínico, la culposa tarde desvencijada se desangra con su humo negro asesino y mi espina dorsal parece hacer recibido la dosis letal de diez diazepames juntas en un macabro coctel del suicidio. Algo extemporáneo repta en mí, entre el sucio despeñadero de la tarde, algo sufre de disentería en pleno epicentro de la nada. Pego un grito sartreano en el mismo cementerio rulfiano, allí donde se pierden las voces y muere a cada rato la espera. Algo pasa crepitando entre el hipocondríaco tablón de la tarde, pero, dentro de mí, algo muere sin que yo mismo sepa qué ni cuándo.

 

 

TARDE VENENO

Allí debajo hay un oblongo pozo séptico de silencios y los miedos son tan míos como los de ella. Me mira con su único ojo bueno. El olvido se ha quedado trunco y extenuado entre un sinfín de trastes viejos y apolillados, es una covacha gatuna, en ella yace la pena decapitada, el segundero desvencijado y el minuto ahorcado del único péndulo huérfano de la tarde… (Héctor Chumpitaz la recibe, la juega, la lleva, pasa uno, driblea, dos, tres cuatro, encoje hacia atrás la zurda… dispara desde media cancha, la pelota surca la efervescencia de la tarde, gooolllllllllllll, la tribuna explota y goool gol, gol golllllllllllllllll… goollllllll carajo de Perú contra Argentina, le sacamos la mierdaaaaa a estos ches…)… se oye el resoplido de la lluvia a lo lejos, se intuyen maullidos curcos y pisadas en el zinc de la casona del otro lado, (¡… y esta semana se estrenó el sencillo Year of the Cat, grabado en Abbey Road Studios, Londres, por el ingeniero de sonido y músico inglés Alan Parsons, ruedaaaaa la músicaaaa: … In the rhythm of the new-born day/You know sometime you’re bound to leave her/But for now you’re going to stay/, In the year of the cat …, El año del gato- Al Stewart, suena en sicodélica cámara lenta sobre el cadáver silencioso de la tarde). Ella me mira con sus ojos vidriosos, la tarde renguea motosa, entre toda esa maraña de miradas turbias hay un cadáver varicoso que camina lento como dos mansos bueyes rumbo a lo incierto, estoicos, siguen su camino y no sé si saben que van al matadero… (¡cuác-cuác!, piopiopiopio ¡gluglú! ¡gluglú! ¡gluglú! ¡gluglú!, el corral es un desorden y hay allí varios crímenes de lesa naturalia), pero ellos cumplirán su fórmula consabida de ir derechos obedientes por el camino roto y cojo, la moribunda tarde cicutaria se extravía a tropezones más arriba de los lapidados peñascos borrascosos. Entre las inciertas tinieblas acuosas, solo se oye una solitaria mirada tuerta que tiembla ante el inminente silente crimen ignorado y normal del ocaso.

 

 

HIPOCONDRÍACA TRISTEZA

 

La esquiva libertad enlodada, manantial de excesos, es un martirio clavado en la espalda sucia de la tarde, (ella sigue dormida en la vorágine del ocaso hambriento, yo: solo hay un soma que muere para que todo vivan). El roñoso olvido engestado, curva distante en la vida, es un remedo de tristezas al filo muerto de las horas, (yo: se puede morir y ser enterrado en las fauces de la barbada luna medrosa, ella: ojalá la lluvia mate mis tristezas).

La estrambótica valentía sudorosa, salvado de tristezas, es un celeste robledal de amarguras en medio de la nada (la tarde yace clavada con los garfios de Longinos y nadie mira el acezo del mediodía). El ordenado caos megalómano, costumbre de excesos, es un batracio dormido en la desesperanza acuosa (suena el silencio, muere la vida, mientras los dos parasitamos los últimos rayos del envejecido sol). La descuidada belleza ensombrecida, arruga del cieno, es un malabrigo montaraz sin sortilegio (los últimos minutos de la tarde yacen llagados y pleno de postemas). El irredento recuerdo esquivo, polvo del olvido, es un juego de morfina en el espinazo de la noche, (la tarde es como una víbora arrastrándose por la selva). La trajinada historia visceral, mal recuerdo del futuro, es un tropel de aflicciones somnolientas (el anochecer repta entre mis sueños y yo regreso al futuro a ver la sepultura de mi cadáver). El imponente amor rozagante, veneno de a poquitos, es un mazacote de tinieblas dormidas en el crepúsculo (la noche respira azulejos y anidan en mis sueños). El mancillado infierno huero, exacto espacio reflexivo, es un amoratado cadáver soñando sus desventuras (hay un vómito de segundos sobre las vísceras del olvido). El desencantado extravío lóbrego, reencuentro molido, es un palacio de pobrezas oxidadas en un andurrial (la tarde a malparido y solo se ven fetos desperdigados por toda la floresta arrugada del bosque moribundo).

 

Nicolás Hidrogo Navarro (Pítipo-Ferreñafe-Lambayeque-Perú, 1968): Narrador, docente universitario, gestor cultural, editor. Experto en proyectos de investigación y de gestoría cultural. Gestor cultural con 32 años de experiencia intensa, fundador de círculos literarios, editor y creador de revistas universitarias, agitador cultural. Licenciado en Lengua y Literatura, con estudios concluidos de Segunda especialidad en Gestión Educativa, Maestría en Investigación y Docencia, estudios de Diplomado en Literatura Hispanoamericana. Egresado con honores de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo-Lambayeque- Perú. Fundador de Conglomerado Cultural Perú, el 2004. Autor de los libros: Debajo del puente (Prosa poética, 2019), Eros en Fa (Poesía-2018), Escritos experimentales (narrativa, 2017), Mery Mey: cuando tu secreto silencio se hace una tarde (poesía, 2017), A orillas del río (cuentos, 2015), Todo el fuego literario (crítica literaria, 2015), Sesenta retratos de personajillos baguagrandinos (Cuentos, 2014), Morir en puerto Tamborapa (cuentos, 2011), A esa hora del día (cuentos, 2004), Generación de los 90 o generación plaqueta en Lambayeque (estudio crítico, 2002).

 

 

 

Playa de Negritos (Talara, 2014)

 

PUERTA

 

Pelean, vomitan

defecan, miccionan

los ebrios habituales

en la puerta de la iglesia

no piden limosna

ni buscan al señor de las tinieblas

buscan a su Señor

ebrio de amor

que les permite todo.

 

DÍA NORMAL

 

De mañana pronuncio una antífona

así trato de olvidarme de las noticias

sangrientas de los periódicos amarillos.

 

De tarde corro hacia los kioskos

a comprar mis revistas preferidas.

 

De noche me provoca

una doble moral… tan calladita.

 

Ya de madrugada no quiero ser otro.

¿para qué el suicidio si creo en lo que hago?

 

Miguel Ángel Hernández (Piura, 1976): Poeta, periodista y narrador. Es egresado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, donde ganó los juegos florales (mención poesía) en los años 1997 y 2000. En el año 2011, con su poemario Fe ciega obtuvo el primer premio en la III Bienal de Poesía, organizado por la revista de poesía peruana Estación Compartida. Ha publicado Tras la voraz canícula (2015) y Fides poética (2021). Con su poemario Viaje a las islas hormiga obtuvo una mención honrosa en el Concurso Nacional de Poesía 2015 de la Asociación Peruano Japonesa. Sus poemas aparecen en Insana virtud. Muestra poética reciente de la posmodernidad (2016) y en Ausente ardor de arena y algarrobos (2017).

 

 


POEMA II

 

Más que la piel que nos asemeja tanto,

no el aroma que despiden nuestros cuerpos,

ni mucho menos estas trémulas flores genitales,

(aunque, a decir verdad, todo esto es también tan/

nuestro),

porque no ha nacido esto para tornarse tan efímero

como estas cenizas acumulándose con los años

para que el viento del olvido las disperse en las

carnales dimensiones de la muerte;

¡No, mi amor, no!,

es el inextinguible fuego de nuestros corazones

el que nos fundirá dentro de la fervorosa eternidad.

 

 

CARAVANA TRAS LA LLUVIA

 

III

 

De pronto en la larga avenida del desierto

las caravanas amontonan su salvaje corazón,

así nos menten la madre seguimos deteniendo

el maldito tráfico,

ahora solo cuenta dar rienda suelta a nuestras

desolaciones y a nuestros cuchillos,

siempre la culpa está del otro lado y nunca en nosotros,

culeando arrojamos páramos y más repugnancias

en nuestras almas,

aunque todo alrededor parezca tan perfecto,

fumando la yerba de nuestros más rebeldes latidos

reflejándonos, pendejos pero cagándonos de miedo

por los vacíos que profundamente nos acumulan

por los fuertes vientos, en los peregrinos espejos de la existencia.

 

Ricardo Musse Carrasco (Sullana, 1971): Es abogado y docente. Fue segundo puesto en XIV Concurso Nacional de Educación Horacio (área poesía) y finalista de la XII Bienal de Poesía Premio Copé 2005. Ha publicado los poemarios Cinematografía de una adolescencia (2006), El espíritu giratorio del viento (2006), Eternidad (2008) y Homo (2012).