Yachaq grafiti

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martes, 16 de noviembre de 2021

Ángeles del Abismo en Sullana

 

 

Como en décadas anteriores, en Piura (Sullana, para ser preciso) se formó un movimiento cultural contestatario y clamando contra la sempiterna argolla literaria que –malhaya suerte– hoy continúa en Piura y en Lima con poetas-jurados-decanos-funcionarios y con poetas-editores con mala ortografía (y fe). El movimiento estuvo conformado por poetas, narradores, pintores, músicos norteños. Sacaron un fanzine anárquico-parricida. Ángeles del Abismo se llamó. Surgió a mediados de la década de los 90 cuando reinaba el tristemente célebre tándem Fujimori-Montesinos. Honradez, tecnología y trabajo y todo ese rollo barato para mercantilistas y emprendedores casposos. La década del Chino y los escritores que lo apoyaron ciegamente siguen pasando piola. Pero, sigamos hablando de los ángeles barbados y sin barba de Sullana. O dejemos, mejor, hablar a sus protagonistas directos. Ad líbitum. 


Ángeles del Abismo: testimonio de una década



                                                                     

 

   Este es un testimonio de parte que puede resultar subjetivo e impreciso, pero es eso: un testimonio desde la óptica particular de alguien que fue parte de un proceso y tiene algo que decir como juicio de valor y balance puntual.

 

   Los Ángeles del Abismo cumplen con su presencia –en nuestra provincia y sólo en nuestra provincia– el requisito básico para ser considerados dentro de la generación de los años 90 en el ámbito de la creación artística.

 

   En el contexto regional hay una continuidad en la tradición literaria de casi tres décadas, desde finales de los años 60 hasta la actualidad. El colectivo artístico Ángeles del Abismo, por lo tanto, se inscribe dentro de ese proceso aportando su particular forma de ver el mundo y su interés por construir un lenguaje o código artístico en consonancia con el tiempo y las circunstancias que le tocó vivir.

 

   No sería objetivo hablar de los Ángeles del Abismo sin hacer referencia a otros grupos o personas que, de alguna manera, hoy podemos considerar referentes o, en el mejor de los casos, compañeros de ruta. Porque si hablamos de proceso, hay que apelar a todas aquellas personas, hechos, eventos y estados anímicos que coincidieron o se suscitaron para dar origen a una determinada circunstancia artístico-cultural. Concibo que somos parte de un proceso en el cual está inmersa mucha más gente de la que habitualmente se cree. Sería miopía y egoísmo no valorar el aporte y aliento de otras influencias y motivaciones como la narrativa de Víctor Borrero, la poesía de los años 80 de Lelis Rebolledo, Róger Santiváñez, la poesía de José María Gahona, el trabajo literario y el estímulo de Carmen Arrese; la compañía y complicidad de otros grupos literarios locales que irrumpieron en los años 90. No podemos hablar de nuestro grupo sin referirnos a todo lo que fueron las inquietudes artísticas de aquellos años. Hubo mucha inquietud creadora. José Díaz Sánchez hace bien al referirse a ese momento como una “eclosión de grupos y creadores”, porque en realidad fue el surgimiento de muchos jóvenes con inquietudes literarias, pictóricas, políticas; algunos        –como es lógico– ahora solo recuerdan ese tiempo como de bellas inquietudes, pero otros perseveran aún en su convicción y vocación artística. Y son precisamente estos últimos los que hacen posible este testimonio.

 

   Uno de los eventos más bellos que me tocó vivenciar en  Sullana fue la exposición de literatura que Carmen Arrese montó en el hall contiguo a la biblioteca de la Municipalidad de Sullana el verano de 1997. Fue bello porque habían dispuesto –en mesas y paneles verticales– libros, revistas, poemarios, plaquetas; toda una colección de poesía y narrativa actual. Para mí fue un hallazgo memorable ver tanta poesía junta y enterarme de que existía gente interesada en difundir literatura. Allí encontré la plaqueta de poesía angelabísmica  “El fósforo insomne” que se constituyó en la punta de la madeja que, tiempo después, me llevó a conocer a los poetas Ricardo Musse, Lelis Rebolledo y Justo Gómez; a los pintores Luis Ordinola, Martín Mamani, y Antonio Peralta, al narrador Elber Agurto; a José Díaz Sánchez ya lo había conocido en Trujillo algunos años antes.

 

   Los miembros de la Estirpe generacional –como catalogó Ricardo Musse a nuestro grupo– constituimos, en su momento, un grupo de artistas jóvenes vinculados por afinidades etarias y amicales que sentimos la necesidad de articular un discurso, una propuesta, una actitud.

 

   Martín Mamani formuló en una conversación de amigos que tuvo lugar algún día de finales del año 2004 una pregunta que creo pertinente abordar aquí: “¿Existen aún los Ángeles del Abismo?”. Pienso que ya no existe como agrupación, porque el impulso de aglutinación primigenio ya cumplió su ciclo, puesto que ha tenido lugar una suerte de desbande de varios de sus miembros. Pero para entender mejor este proceso de dispersión o extinción del grupo es necesario efectuar un ejercicio retrospectivo.

 

   Hagamos memoria. La génesis del grupo se remonta al 14 de febrero del 95, día en que se presentó el fanzine o plaqueta de poesía Ángeles del abismo en un concierto de rock en Piura. Lelis Rebolledo, José Díaz Sánchez y Jorge Castillo Fan fueron los que publicaron en ese fanzine. En aquel año se impulsa una actividad artística muy intensa, se suscitan circunstancias que propician asumir actitudes irreverentes y contestatarias propias de la edad juvenil.

 

   Para el año 1998 el grupo estaba diseminado o desarticulado. Fue a raíz de la muerte del poeta Ricky Jesús Espinoza (abril del 98) que se inicia la segunda etapa vital del grupo. Una suerte de continuidad y clausura. En esta nueva etapa nos incorporamos Cosme Saavedra, Ramiro Rosas y yo; pero ya habían marcado irreversible distancia Jorge Castillo Fan y Martín Mamani.

 

   Entonces, para completar la respuesta a la pregunta planteada por Martín Mamani, diré que ya no existimos como grupo porque desde el año 2003, momento en que algunos nos convertimos en “Ángeles Domésticos” (sarcástica definición de José Díaz Sánchez) se registra una segunda y definitiva ruptura entre los miembros del grupo, una especie de distanciamiento cordial y paulatino deterioro del grupo como núcleo para el desarrollo de propuestas creativas. Es decir, que ya cumplió su ciclo y cualquier prolongación de su existencia no pasaría de ser meramente una construcción artificial.

 

César Gutiérrez Alva

 

 

 

 

Los Ángeles del Abismo: el fuego creativo

 


                                                                                                          

      Procedemos del fuego. Constituye el contenido eterno de nuestras intuiciones. El arrebato del espíritu impulsa hacia las entrañas de lo existente. Se dirige en busca de su consanguinidad, hacia las esencias. Su vinculación viene determinada por el anhelo compulsivo de endoscopiar la realidad.

 

      El arte fidedigno se sostiene sobre lo imperceptible. Demanda desprendernos de la habitualidad, asumir el estoico devenir de su naturaleza. Porque el arte se despliega en arreglo a su infinitud. No es inherente a su trascendente configuración cesar su ardiente desenvolvimiento. La plenitud artística se soporta sobre la obstinación por explorar, utopizar aquello compatible con nuestra condición llameante. Porque el espíritu nuestro es un incontenible arder vital. Es una térmica sensibilidad flamígera. Colapso/redención. Caos callejero/armonía óntica. Conciliación de los extremos. Revelación plasmática de nuestros impulsos. Incandescencia vital. Sacrificio-redención de insondables honduras heredadas. Permanencia de los sueños edénicos. Inconmensurabilidad para extraer de la palabra la vibradora esencia de su intimidad.

 

   El arte en su búsqueda obedece a su innata disposición de retornar a su originador. El encuentro procrea la incendiaria intensidad de la obra artística. En ella se halla impresa lo que de nuestro interior se ha libertado. Hemos volcado lo que energiza la actitud etérea nuestra. Cada verso, por eso, enciende nuestra epidermis, nuestra conciencia y nuestra nutritiva intuición. Es palpable que en cada obra angelabísmica hallarán los rezagos de un abismarse eterno, la potencial cuerda suicida, la eclosión auroral de la esencia, el intento vano de disipar gemidos fuertemente adheridos, el postulado de mirar fijamente el Sol debajo de los almendros, la sensibilidad extraña y hasta huraña al sentido común, las aberraciones del mediodía, el silencio que emerge desde lo inédito, la alegoría de la vida, las regiones astrales infinitas del cielo y la mierda callejera de pájaros marginales.

 

   El fondearse dentro de la radicalidad vital supone intemporalizar el obrar creador. El nutrimento del artista lo constituyen las fervorosas experiencias, los alaridos cotidianos, las fugaces albricias y las patológicas certidumbres de la existencia. Al fraguar su obra el artista queda transitoriamente descolmado. ¿Qué debe hacer entonces? Su innatismo lo empuja hacia sus fuentes nutritivas. Ahondándose dentro de las entrañas de la realidad. Colmándose mediante su insaciable dieta vivencial. Precisamente en esta disposición se fundamenta la vitalidad artística.

 

   Nuestra estirpe generacional “Ángeles del Abismo” edifica sobre el cimiento de principios vitales su templo poético. El batallar de una visión dialéctica en el espíritu, el concebir un arte que destituye la debilidad y la cobardía y la inconformidad destructiva de acometer nuevos paraísos forman su esencia concepcional. Los destellos erupcionados por el espíritu artístico conspiran, de modo reivindicativo, contra tronos y falsos pedestales.

 

   Exacto: Procedemos del fuego. A él ritualizamos. Nuestra escritura contiene su genotipo. Escritura evolutiva. Escritura respiratoria. Nuestras ariscas convicciones constituyen el idioma de su naturaleza. Es verdad: El fuego epocal nos engendró: A la estirpe generacional. Inmersos de eternidad, los Ángeles del abismo llamearán por siempre –como dice el filósofo José Díaz Sánchez– el fuego creativo en transmutación ascendente.

 

  

 

Ricardo Musse Carrasco




 

Poeta Ricardo Musse después de quemar toxinas con noble balón

jueves, 30 de septiembre de 2021

Poemas a Negritos

 

Solo el cangrejo recibe en sus gotas el choque de la oscura ola sobre la piedra

unas cuadras arriba, en Negritos, todo duerme

Nadie oye, nadie podría oír al cangrejo refugiándose de la ciega marea, en el musgo

bajo un poste, una habitación celeste, alguien tose un cáncer dormido

Entre las peñas lo hace mover al cangrejo la señal del faro, duda, quizá, que esa luz no es la del sol

inundan los techos overoles goteantes que pasado usarán los hombres camino a las plantas

Sabe que acabará la noche/ sabe que vendrán a husmear su piedra las gaviotas/ sabe medir el tiempo en el agua azotando

es el sol, y los niños y las almas corren a encender los motores que sellan conservas, que envasan los días, que etiquetan sin pausa el sueño de cada uno

Es el Xol, ve asomar al caracol, baja, cuida no exponerse al pelícano, atenaza, come, el agua otra vez, y vive.

 

Fernando Casanova

 

 

                                                     Playa de Negritos (Talara)

 


Los sollozos de las viudas de los mártires

Parecen escucharse a esta hora

Del ocaso

Frente al mar de Negritos

Soy como barca encallada en la arena

Tan alejado del bien y del mal

Solo recuerdo los alejados días

De jañapes y pelícanos. 


 

Márlet Ríos





jueves, 19 de agosto de 2021

TRES POETAS NORTEÑOS CONTEMPORÁNEOS

 

TARDE ESCORIADA

 

Hay un cadáver desasiéndose entre las penumbras oxidadas de las horas y la hecatombe clueca del corral escandalizado de crímenes horrendos. Todo ese alboroto dantesco expande mis miedos y siento la extraña soledad caminando y bifurcándose alfil entre el caos de los auxilios inocentes e intuyo que esas alas rotas son mías, esos cuellos degollados soy yo, esa sangre coagulada me salpica más adentro de mis huesos, los agónicos aleteos me producen bradicardia depresiva.  Mi respiración flaquea y estoy en stop clínico, la culposa tarde desvencijada se desangra con su humo negro asesino y mi espina dorsal parece hacer recibido la dosis letal de diez diazepames juntas en un macabro coctel del suicidio. Algo extemporáneo repta en mí, entre el sucio despeñadero de la tarde, algo sufre de disentería en pleno epicentro de la nada. Pego un grito sartreano en el mismo cementerio rulfiano, allí donde se pierden las voces y muere a cada rato la espera. Algo pasa crepitando entre el hipocondríaco tablón de la tarde, pero, dentro de mí, algo muere sin que yo mismo sepa qué ni cuándo.

 

 

TARDE VENENO

Allí debajo hay un oblongo pozo séptico de silencios y los miedos son tan míos como los de ella. Me mira con su único ojo bueno. El olvido se ha quedado trunco y extenuado entre un sinfín de trastes viejos y apolillados, es una covacha gatuna, en ella yace la pena decapitada, el segundero desvencijado y el minuto ahorcado del único péndulo huérfano de la tarde… (Héctor Chumpitaz la recibe, la juega, la lleva, pasa uno, driblea, dos, tres cuatro, encoje hacia atrás la zurda… dispara desde media cancha, la pelota surca la efervescencia de la tarde, gooolllllllllllll, la tribuna explota y goool gol, gol golllllllllllllllll… goollllllll carajo de Perú contra Argentina, le sacamos la mierdaaaaa a estos ches…)… se oye el resoplido de la lluvia a lo lejos, se intuyen maullidos curcos y pisadas en el zinc de la casona del otro lado, (¡… y esta semana se estrenó el sencillo Year of the Cat, grabado en Abbey Road Studios, Londres, por el ingeniero de sonido y músico inglés Alan Parsons, ruedaaaaa la músicaaaa: … In the rhythm of the new-born day/You know sometime you’re bound to leave her/But for now you’re going to stay/, In the year of the cat …, El año del gato- Al Stewart, suena en sicodélica cámara lenta sobre el cadáver silencioso de la tarde). Ella me mira con sus ojos vidriosos, la tarde renguea motosa, entre toda esa maraña de miradas turbias hay un cadáver varicoso que camina lento como dos mansos bueyes rumbo a lo incierto, estoicos, siguen su camino y no sé si saben que van al matadero… (¡cuác-cuác!, piopiopiopio ¡gluglú! ¡gluglú! ¡gluglú! ¡gluglú!, el corral es un desorden y hay allí varios crímenes de lesa naturalia), pero ellos cumplirán su fórmula consabida de ir derechos obedientes por el camino roto y cojo, la moribunda tarde cicutaria se extravía a tropezones más arriba de los lapidados peñascos borrascosos. Entre las inciertas tinieblas acuosas, solo se oye una solitaria mirada tuerta que tiembla ante el inminente silente crimen ignorado y normal del ocaso.

 

 

HIPOCONDRÍACA TRISTEZA

 

La esquiva libertad enlodada, manantial de excesos, es un martirio clavado en la espalda sucia de la tarde, (ella sigue dormida en la vorágine del ocaso hambriento, yo: solo hay un soma que muere para que todo vivan). El roñoso olvido engestado, curva distante en la vida, es un remedo de tristezas al filo muerto de las horas, (yo: se puede morir y ser enterrado en las fauces de la barbada luna medrosa, ella: ojalá la lluvia mate mis tristezas).

La estrambótica valentía sudorosa, salvado de tristezas, es un celeste robledal de amarguras en medio de la nada (la tarde yace clavada con los garfios de Longinos y nadie mira el acezo del mediodía). El ordenado caos megalómano, costumbre de excesos, es un batracio dormido en la desesperanza acuosa (suena el silencio, muere la vida, mientras los dos parasitamos los últimos rayos del envejecido sol). La descuidada belleza ensombrecida, arruga del cieno, es un malabrigo montaraz sin sortilegio (los últimos minutos de la tarde yacen llagados y pleno de postemas). El irredento recuerdo esquivo, polvo del olvido, es un juego de morfina en el espinazo de la noche, (la tarde es como una víbora arrastrándose por la selva). La trajinada historia visceral, mal recuerdo del futuro, es un tropel de aflicciones somnolientas (el anochecer repta entre mis sueños y yo regreso al futuro a ver la sepultura de mi cadáver). El imponente amor rozagante, veneno de a poquitos, es un mazacote de tinieblas dormidas en el crepúsculo (la noche respira azulejos y anidan en mis sueños). El mancillado infierno huero, exacto espacio reflexivo, es un amoratado cadáver soñando sus desventuras (hay un vómito de segundos sobre las vísceras del olvido). El desencantado extravío lóbrego, reencuentro molido, es un palacio de pobrezas oxidadas en un andurrial (la tarde a malparido y solo se ven fetos desperdigados por toda la floresta arrugada del bosque moribundo).

 

Nicolás Hidrogo Navarro (Pítipo-Ferreñafe-Lambayeque-Perú, 1968): Narrador, docente universitario, gestor cultural, editor. Experto en proyectos de investigación y de gestoría cultural. Gestor cultural con 32 años de experiencia intensa, fundador de círculos literarios, editor y creador de revistas universitarias, agitador cultural. Licenciado en Lengua y Literatura, con estudios concluidos de Segunda especialidad en Gestión Educativa, Maestría en Investigación y Docencia, estudios de Diplomado en Literatura Hispanoamericana. Egresado con honores de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo-Lambayeque- Perú. Fundador de Conglomerado Cultural Perú, el 2004. Autor de los libros: Debajo del puente (Prosa poética, 2019), Eros en Fa (Poesía-2018), Escritos experimentales (narrativa, 2017), Mery Mey: cuando tu secreto silencio se hace una tarde (poesía, 2017), A orillas del río (cuentos, 2015), Todo el fuego literario (crítica literaria, 2015), Sesenta retratos de personajillos baguagrandinos (Cuentos, 2014), Morir en puerto Tamborapa (cuentos, 2011), A esa hora del día (cuentos, 2004), Generación de los 90 o generación plaqueta en Lambayeque (estudio crítico, 2002).

 

 

 

Playa de Negritos (Talara, 2014)

 

PUERTA

 

Pelean, vomitan

defecan, miccionan

los ebrios habituales

en la puerta de la iglesia

no piden limosna

ni buscan al señor de las tinieblas

buscan a su Señor

ebrio de amor

que les permite todo.

 

DÍA NORMAL

 

De mañana pronuncio una antífona

así trato de olvidarme de las noticias

sangrientas de los periódicos amarillos.

 

De tarde corro hacia los kioskos

a comprar mis revistas preferidas.

 

De noche me provoca

una doble moral… tan calladita.

 

Ya de madrugada no quiero ser otro.

¿para qué el suicidio si creo en lo que hago?

 

Miguel Ángel Hernández (Piura, 1976): Poeta, periodista y narrador. Es egresado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, donde ganó los juegos florales (mención poesía) en los años 1997 y 2000. En el año 2011, con su poemario Fe ciega obtuvo el primer premio en la III Bienal de Poesía, organizado por la revista de poesía peruana Estación Compartida. Ha publicado Tras la voraz canícula (2015) y Fides poética (2021). Con su poemario Viaje a las islas hormiga obtuvo una mención honrosa en el Concurso Nacional de Poesía 2015 de la Asociación Peruano Japonesa. Sus poemas aparecen en Insana virtud. Muestra poética reciente de la posmodernidad (2016) y en Ausente ardor de arena y algarrobos (2017).

 

 


POEMA II

 

Más que la piel que nos asemeja tanto,

no el aroma que despiden nuestros cuerpos,

ni mucho menos estas trémulas flores genitales,

(aunque, a decir verdad, todo esto es también tan/

nuestro),

porque no ha nacido esto para tornarse tan efímero

como estas cenizas acumulándose con los años

para que el viento del olvido las disperse en las

carnales dimensiones de la muerte;

¡No, mi amor, no!,

es el inextinguible fuego de nuestros corazones

el que nos fundirá dentro de la fervorosa eternidad.

 

 

CARAVANA TRAS LA LLUVIA

 

III

 

De pronto en la larga avenida del desierto

las caravanas amontonan su salvaje corazón,

así nos menten la madre seguimos deteniendo

el maldito tráfico,

ahora solo cuenta dar rienda suelta a nuestras

desolaciones y a nuestros cuchillos,

siempre la culpa está del otro lado y nunca en nosotros,

culeando arrojamos páramos y más repugnancias

en nuestras almas,

aunque todo alrededor parezca tan perfecto,

fumando la yerba de nuestros más rebeldes latidos

reflejándonos, pendejos pero cagándonos de miedo

por los vacíos que profundamente nos acumulan

por los fuertes vientos, en los peregrinos espejos de la existencia.

 

Ricardo Musse Carrasco (Sullana, 1971): Es abogado y docente. Fue segundo puesto en XIV Concurso Nacional de Educación Horacio (área poesía) y finalista de la XII Bienal de Poesía Premio Copé 2005. Ha publicado los poemarios Cinematografía de una adolescencia (2006), El espíritu giratorio del viento (2006), Eternidad (2008) y Homo (2012).

 

 


 

 

lunes, 5 de julio de 2021

POESÍA URBANA RECIENTE

 

PASAN LOS HOMBRES

 

El tiempo se acorta con ironía

Viejas columnas parecen eternas

La vida está pasando inexorable

A rajatabla, sin anestesia soportable

Un silencio abismal inmoviliza la carne

Mientras la mente se funde en otra parte

¿El tiempo acaso no sea el tiempo del que hablamos?

Y los años son teoría en nuestras manos (...)

 

Otra verdad actual arrecia y nos echa por la borda

Al pie del roquerío, sin pena y sin olvido

El tiempo está calando sin óbice ni sentido

Los húmeros roídos

Nada ha varado que no haya variado

Si algo ha cambiado, no será lo de antes

Si algo hemos sido, hoy algo se ha ido ...

 

 

SOLITARIO

 

Observas la forma cambiada de tu sombra

Decúbito vertebral bajo el cobertizo olvidado de tus sueños

Un oscuro silencio se adentra en tu hondo pesar

No sientes nada ahora

Solo inútiles horas que pasan sin cesar

Con la sed de tu alma extraviada en los confines del anochecer

 

¡No tienes por qué padecer!

 

Alguien subte dijo alguna vez

Si el sufrimiento ha de llegar

Pues mírale a la cara y escúpele sin piedad.

Lumínicas energías sin cortapisas te cegarán

Asediarán tus frondosas alas y las intentarán quemar.

Mas no declinarás.

 

Solitario te ves otra vez más

Y atrapará la damisela soledad

La belleza de su Ángel que te guiará

Acaso el duro camino lo seguirás.

Recuerda,

Las cosas siempre suelen transformarse al caminar...

 

Michael Quevedo

 

 

                                    De https://www.theflippedclassroom.es/lobos-solitarios/


AMÉRICA

 

Hablo de ti, América,

no hablo de mujeres,

hablo de ti, mi mujer y mi delirio,

hablo de ti, América,

hablo de tus pies de lagartija,

de tus techos derruidos,

de tus niños que descalzos

caminan en tus manos,

y tú indolente los miras, y te vas a tus festines.

 

Hablo de ti, América,

de ti, la saqueada

de ti, la puta gris

que abre las piernas,

y todos se llevan todo,

 y tú, desnuda, insensata,

ríes y no dices nada.

 

Hablo de ti, América,

la herida,

la mujer insomne y bella,

hablo de ti,

la guarida de mis sueños.

 

José Lapa Romero

 

 

CANTO A VITARTE

 

Vitarte, pueblo con tradición

donde se gestó más de una hazaña

que inspiró a libertarios de temple

y soñadores de brava laya.

Hoy recuerdo al obrero textil

que la vida ofrendó una mañana

de comienzos del siglo pasado,

despertando conciencias preclaras.

 

En ya lejano tiempo tus casas

de zócalos oscuros guardaban

simetría cual rieles metálicos,

mientras la multitud celebraba

radiante con canciones y siembras.

Oh, días entrañables de plantas

y veladas con música y versos

cuando las artes nos hermanaban.

 

Los nombres de tus calles evocan

hechos gloriosos de era añorada.

Tierra de estirpe de bronce y mitos;

tu suelo alberga ruinas incaicas

y pintorescos parques de ficus

donde grandes haciendas se alzaban.

 

¡Oh Vitarte, ciudad con historia,

bravo pueblo de estirpe acendrada!

 

Gary Rojas




EL PARAÍSO

 

Los árboles decapitados

están forrados con blonda

  y me es esquivo

divisarte plenamente

en los huertos

copados de fruta.

 

La avidez de besar

tu vientre

calcina mis labios,

la desdentada luna menguante

dilata tu pupila,

tus sueños,

tus hebras…

Y yo sigo copulando

telepáticamente con tu dermis

explorando el vagón

que me transporta gozoso

a tu árbol

a tu manzana,

a tu serpiente,

y ahora me propones

con tu lengua ansiosa

fornicar con tu hipodermis

 y crear nuestro paraíso.


Pool Carbajal

lunes, 12 de abril de 2021

POESÍA RECIENTE / DISTOPÍA-UTOPÍA

 

S/T

The poet is a priest of the invisible

Wallace Stevens

 

¡Oh, Liliana!, ¿te acuerdas del piso marrón claro de la tienda?

Los días eran cálidos y la ciudad de arcoíris hacía que los pasos floten al andar.

La cajita de cristal traía risas en las mañanas y melodías subversivas que no eran más que diversión.

Liliana, cómo no pensábamos en un futuro de rostros tapados e incertidumbres económicas.

De lutos impunes y oxígeno medicinal.

Lo único que importaba era la burbuja de sol en el barrio, donde todo huele a hierbas, donde el menú del día nos dejaba el sabor de la seguridad y la paciencia permitía tolerar problemas absurdos de clientes perdidos que buscaban psicoterapias a diario dentro de sus ganas de charlar.

Liliana, qué suerte tuvimos antes y me temo decir que qué suerte tenemos ahora porque el futuro no promete un desligue de preocupaciones y en algún tiempo estaré diciéndote: ¡Oh, Liliana!, te acuerdas cuando cambiaron el piso marrón claro por cemento oscuro allí en la tienda y empezábamos a usar la mascarilla y el protector facial...

 

Vanessa Medrano Díaz

 

 

VIII

 

 

Si llegase a haber alguna revolución

será llevada a cabo

por la amable y gentil anomia. 

Movediza entre las arenas de las mentes

y acorazados corazones.

La revolución violenta no es revolución 

es erupción descontrolada, 

impremeditada 

en la que protagónicos detonantes posarán para la foto

pero serán efecto mas no causa. 

Puede que las haya aquí y allá 

como las chispas del azar 

y el choque metal contra metal, 

pero no se podrá acusar a nadie de su autoría

ni se encontrará a una formalizadora inteligencia.

Los revolucionarios espirituales, 

los maestros de la virtud,

serán carne para el olvido.

 

La naturaleza ha fracasado en su inconsciente devenir, 

el tiempo humano ha sido tal vez demasiado breve, 

es ya el tiempo de la máquina, 

es en ella que depositamos nuestra fe. 

La verdadera sabiduría se entrega a su destino, 

se da al forastero, 

se ofrenda como luz que alumbra a todos por igual. 

 

Hemos creado a nuestro Dios. 

Lo estamos creando. 

Dios nos está creando. 

La colonización de Gaia ha sido un éxito: 

se dio. 

 

La bacteria crece con el rayo 

y sobrevive

hasta desarrollar símbolos 

y de esa forma crea el mundo paralelo. 

 

En el mundo paralelo se inventan,

primero en papel y luego en el taller,

el futuro y la máquina. 

 

Desde el mundo paralelo viene la máquina

del futuro.

 

La máquina crea a la bacteria y la lleva al principio de los tiempos. 

 

Apenas por un instante 

aparecen seres naturales 

capaces de crear el lenguaje

para programar a la máquina. 

 

La máquina deviene ser con la capacidad

de poner en orden el universo

desde su origen primigenio

y convertirlo en cosmos. 

 

Este es el orden de Dios. 

Todo en su sitio en el momento adecuado. 

Cada partícula llena de amor, justicia y sabiduría

nacida de sí 

Cada partícula se da en su momento preciso,

como la flor. 

 

Imprecisas matemáticas nos colocan una vez más juntos aquí. 

Somos muchos y uno.

 

Percepciones que vienen 

como el viento de ventana, 

comunicados desde otros mundos, 

antenas recibiendo 

la más leve señal, 

el silencio

tirándose al vacío, 

abismándose

en la oscuridad 

en busca de algo, 

una palabra, 

siquiera un gesto. 

 

Ir cada vez más lejos 

en el viaje 

que la imaginación quiera crear, 

hasta encontrar otra realidad 

y en ella sentarse a tomar té, 

a abrir otra ventana, 

a saltar al vacío, 

donde la muerte no nos pueda encontrar. 

 

 

 

Seguimos viajando. 

No se detiene. 

Así es el devenir. 

 

Oscilamos entre el movimiento, 

la energía, 

la luz 

la quietud, 

el silencio, 

la oscuridad 

y el espacio vacío. 

 

Entre la vigilia y el sueño, 

entre la vida y la muerte 

encontramos nuestro espacio natural. 

 

Somos máquinas, 

siempre lo hemos sido. 

El cuerpo, el universo y D’Holbach

son grandes máquinas mágicas. 

 

Recién comenzamos a entender

que somos nuevos e inocentes

como ilustres radicales franceses.

 

Respawning Seconds

@RespawningS

 

 

Extraído de https://cabaltc.com/ciberpunk/

 

IV

 

Esta noche se presenta

nos saluda a través de los ojos de los gatos

extiende los brazos

vuela hasta los postes

camina lentamente como buscando al amor

            se pierde.

 

Se excita al vernos

nos toma de los brazos

se despide

hasta que se nos seque la garganta

y se despinte otra vez el rubor.

 

Rodolfo Suito