Yachaq grafiti

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domingo, 8 de marzo de 2020

Crónica de un recital insólito

 

Apelando a nuestro espíritu libertario y tolerante, nos piden publicar esta crónica sobre el recital “Voces de la ciudad Híbrida”, llevado a cabo el viernes 6 de marzo, en Surco. No teníamos idea de que el espíritu de Dada está vivo entre los exmuchachitos clasemedieros de la Decana de América.

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Crónica de un viernes sin momias

     Vaya, al fin pasa algo interesante en un recital de poesía en esta pedorrienta ciudad con pasado virreinal. El responsable de tamaña osadía es un viejito casi nonagenario con espíritu quintacolumnista y atrabiliario (dizque docente). No podemos pasar por alto al poeta clasemediero pichicatero  y al comisario político de la nomenclatura Histérica. Personajes dignos de una novela beatnik de los 60 y que coadyuvaron el pasado viernes 6 de marzo a sacar del anquilosamiento y ñoñería a los recitales de poesía de la gran Lima. 

Ferlinghetti debería estar más que complacido por la performance semigrotesca y salerosa de los tres personajes aludidos. Y es que los recitales en esta pudibunda y reptiliana urbe son asquerosamente predecibles y sosos. Más entretenidos resultan los cultos evangélicos con banda y cantos estentóreos de los feligreses. Poetas momificados y solemnes detrás de una sacrosanta mesa tienen que condenar a un infeliz auditorio a un espectáculo fúnebre y tedioso para aplacar las iras de los Batracios Iluminados por la Molicie. Y en la calle los emisarios del Estado hacen de las suyas.

Por esta razón, debemos felicitar sin reservas a los organizadores de este recital en Surco, aunque al parecer se trataba de monjitas de clausura poco animadas para la polémica y la confrontación. De todas maneras, congratulaciones. Nuestras simpatías, no lo podemos negar debido a nuestro rancio pasado de fina estirpe, descansan en el viejito nonagenario iracundo y en el poeta clasemediero superemotivo (los dos perpetradores de la genial performance). La hoja de coca es vida, a pesar del Imperio y el Papa. La poesía peruana contemporánea nos importa lo mismo que el eructo de un policía obeso un sábado por la noche. Necesitamos más actos teatrales y representaciones que saquen del anquilosamiento y modorra  a los predecibles recitales poéticos. Nada de burocracia ni de pose de ameba reumática. 

Queremos ponernos serios unos 6 segundos (nada más) y aplaudir a los que se escaparon del trabajo y de los tiranuelos que fungen de jefes. La autogestión es el objetivo.
Nos ponemos no tan serios y dedicamos una sonrisa franca a los que leyeron sus versitos emotivos, francos, directos, honestamente, intensamente, como la performance de los camaradas de Sin auditorio, dirigidos por un señor de lentes con alma de poeta infrarrealista. 

ESTA CIUDAD DE PASADO VIRREINAL NECESITA GRITOS DESTEMPLADOS Y ACTOS ANTIJERÁRQUICOS CONTRA COMISARIOS DECADENTES…
La poesía no necesita momias y poetas escaldados. 1871 y 1936 en la memoria.

Al Este de Lima Pudibunda. 

 Antonio Santos




Poeta piurano, Miguel Hernández Sandoval




Albert Huamán en uniforme de asalariado